sábado, 23 de abril de 2011

Mañana...

Pues hoy me apetece ponerme a escribir... Y debería continuar el libro o la mini novela que tengo abiertos, eso más tarde. Ahora quiero brindaros un relato que surge de mi mente. Seguramente no sea bueno, pero... Aquí lo dejo.
Sandy se fue de casa. Una mañana de agosto, se fue. No dejó más que un simple papel diciendo "Adiós". Sandy nunca había sido una chica de muchas palabras. Tampoco era la clase de persona a la que uno echa de menos cuando se va. A nadie le importo que se fuera en Castle View. Incluso algunos se alegraron de su marcha.
La señora Keshen, una remilgada cincuentona con un pequeño Yorkshire, dijo:
"Sandy Smith... Esa chica solo podía acabar mal, como prostituta o algo parecido. Lo mejor es que se haya ido."
Todo el mundo pensaba que Sandy era como su madre, una mujer alcoholica que había dejado su trabajo de prostituta cuando se quedó embarazada de un cliente. Esto estaba en conocimiento de todo el pueblo. Lo que no sabían, o no querían saber, era que Sandy era una chica inteligente y avispada que no caería nunca en los mismos errores que su madre. Para darse cuenta solo había que fijarse en las notas de esta en el instituto pero en un pueblo como Castle View a nadie le importan las cosas buenas, solo los trapos sucios.
Así que Sandy, alejándose de los retrógrados pensamientos de los habitantes de su pueblo, se fue.
Durante tres días y tres noches Sandy vagó de acá para allá con su pequeña maleta de fieltro gris en el brazo. No tenía una idea clara de adonde ir. Pensó en la gran ciudad. Seguro que allí había un hueco para ella, había un hueco para todo el mundo.
Pero nada era tan bonito como lo pintaban. Sandy se dio cuenta de que tampoco era sitio para ella.
Se alojó en una pequeña y mohosa habitación de una pensión. Apenas le daba para nada más así que decidió buscarse un trabajo. Pero, para una chica recién salida del pueblo y que tan solo ha terminado el instituto no es demasiado fácil.
Después de que un gordo hombre de negocios la dijera sutilmente que la contrataría si le hacía una mamada, salió corriendo. No, no quería acabar como su madre.
Sandy tenía su pequeño y desgastado bolsito cogido con gesto nervioso mientras pasaba por un callejón oscuro.
-!Eh, mira tío!- oyó que siseaba una voz masculina
-Una nenita... Nos divertiremos.
Sandy presa del pánico chilló pero nadie pudo socorrerla. O no la oían o preferían no hacerlo. Ella sintió como aquellos hombres la desgarraban tanto por dentro como por fuera y prefirió cerrar los ojos y adentrarse en la negrura.
Porque Sandy una mañana de agosto se fue de casa. Y no pudo volver jamás...

Es una mierda pero lo he escrito ahora a toda prisa y sin tener muy claras las ideas. Lo siento U.u

No hay comentarios:

Publicar un comentario